Con la trágica pérdida de sus padres y una terrible pena que lo consumió en silencio, Yuri Plisetsky se encerró hasta perder contacto con el exterior. Su abuelo y único familiar con vida, dueño de una florería, lo rescató y jaló nuevamente hacia la superficie, encontrando su lugar entre las flores. Viktor Nikiforov fue la persona que robó su mirada y corazón apenas atravesó su puerta. Yuri se enamoró a primera vista de su gentil sonrisa y ojos color cielo, pero no era consciente de lo mucho que significaría su persona para Nikiforov. Él era su musa. Su modelo ideal.