"¿Realmente pueden dos personas estar hechas la una para la otra? ¿Almas gemelas?
Estaría bien si fuera cierto, que todos nosotros tenemos a alguien por ahí esperándonos y nosotros esperando por ellos" ...
Esas palabras inundaron la mente del ruso por un momento, mientras afrontaba la realidad que estaba viviendo.
"Lo siento, realmente lo siento, no sabes como estoy sufriendo." pensó con agonía.
"¡Despierta por favor!". Suplicó con los ojos llenos de lágrimas.
Se acercó lentamente a su amado japonés y con temor acarició su frágil mano, entrelazándolas.
Solamente se escuchaba el monitor que mostraba débiles latidos y el ventilador en el cual estaba conectado ayudándolo a respirar.
-Yuri...- le llamó en un susurro roto. No aguantó más y comenzó a llorar.- Perdón, perdón por todo el daño que te he ocasionado, pero tienes que volver...Yuri ¿me escuchas? ... Mi amor perdóname, no puedo seguir si no estás conmigo ...- Habló entre sollozos, ahogándose en su llanto, sintiéndose morir. -¡Vuelve a mí por favor!, solo despierta... Por favor...
Sin poder evitarlo lo besó,un pequeño roce pero con muchas emociones transmitidas en él, mojando las mejillas ajenas debido a las lágrimas que aún se desbordaban por sus hermosos ojos.
Suspiró y rompió el beso acariciando esos labios tan hermosos, tan suaves, tan suyos pero a la vez tan ajenos.
"Lastimé tu bello corazón... he roto nuestro amor."
Y de pronto sucede. Katsuki aprieta la mano de Viktor débilmente haciendo que el pecho del mayor se llene de esperanza.
-Yuri, cariño...- susurró emocionado mirándolo y devolviéndole el apretón.
Todo pasa demasiado rápido.
El ventilador comienza a sonar.
El corazón del menor deja de latir.
Gritos de desesperación y el doctor con el personal de enfermería corriendo para adentrarse a la fría y blanca habitación de Yuri.