"Es una pena, Yuri... Es una verdadera pena haberte conocido ahora, cuando el hilo del destino ya me ha atado a alguien. Es una pena amarte cuando sólo me restan 24 horas de libertad, cariño... Y cuando éstas hayan consumido su último segundo, cuando las manecillas apunten al cielo, en señal de media noche, besaré tu frente y soltaré tu mano, esperando que tu calidez nunca se desvanezca de mi piel, esperando que tu rostro jamás se borre de mis pupilas, ni el mío de las tuyas, porque, Yuri, mi Yuri... Yo siempre te amaré".