Era un día común y corriente como cualquier otro nada que destacar, solamente el de haber ayudado a un señor desconocido a comprar algo en una tienda. Luego de haberlo ayudado el me recompenso con un bonito dije de plata o algún material metálico un poco llamativo... lo único que me sirvió ese dije fue para volver mi vida en un infierno en el cual sufría hasta que no me deshaga de el.