-Muy bien, ¿Taylor, como te has sentido?- me cuestiono la doctora Hastings, desde que me mudé a Nueva York había sido mi doctora. Se caracterizaba por su fanatismo por la música clásica y su afición a ser un poco entrometida. Me moví incomoda sobre el sofá de cuero, harta de la música clásica que salía de los altavoces del consultorio. Finalmente aclaré mi garganta, -Pues estas últimas semanas me he sentido terrible, por las mañanas, despierto con el estómago volteando al revés- -Tienes nauseas- reafirmo la doctora, mirando un par de papeles con el ceño fruncido -Sí, eso creo...- La doctora levanto la mirada de su papeleo, sonrió. -No creo que se traté de ninguna infección estomacal o algo parecido, todo parece indicar en tus estudios, que estas muy bien de salud, demasiado bien de hecho...- explicó -Pero si estoy tan bien como dice, ¿Por qué me pasa todo esto?- quise saber -Estás embarazada- exclamó la doctora con cierta emoción Al escuchar esas dos palabras, sentí un terrible escalofrió recorrer mi espalda y más que nada sentí nauseas. -¿Qué?-dije con voz temblorosa, -Eso no puede ser, tiene que ser una equivocación... -No, seño... señorita Swift, en el Mount Sinai Medical Center no hay equivocaciones, es el mejor hospital de Nueva York. Usted tiene cinco semanas de embarazo- reafirmó Rápidamente me puse de pie, y caminé por todo el consultorio de manera nerviosa. -No, no, no... ¿Cómo me pudo haber pasado esto?- maldije en voz alta -Bueno, lo más seguro es que haya tenido relaciones sexuales sin protección- contestó la doctora con una matriz de maldad en su voz -¡Eso ya lo sé! ¡Él problema es que mi novio no puede tener hijos!- exploté -¿Qué se supone que le voy a decir? -¿No sabe quién es el padre de su bebé?- me miró sorprendida la doctora -¡Claro que lo sé!- me cubrí la cara con ambas manos. Era Adam.
38 parts