El rey se levantó, dispuesto a luchar su última batalla antes de morir. Dejó a sus cinco soldados más fuertes en esa sala, sabiendo que iban a hacer el bien. Ese día, el mundo que ya nunca volvería a ser lo que era, se llevó a su último ser humano. Dejando a un Seide, Feire, Ninfo, Sílfide y Gigante como prueba de un nuevo comienzo.