Los niños pueden llegar a ser crueles, si ellos desean serlo, Mackenzie, lo sabía muy bien. Desde temprana edad siempre tuvo problemas para relacionarse con los demás, prefiriendo estar sola, por simple tranquilidad, evitando los problemas a toda costa. Pero de qué sirve hacerlo, si los problemas te buscan a ti. Ella siempre odio, a quienes son falsos, simples caras del montón, que se la pasan buscando alguna debilidad para poder apuñalarte. Ella tenía muchos puntos vulnerables, por los cuales, ser apuntada con el dedo, etiquetando.
Pero Mackenzie, deberá aprender por las malas, que no todas las personas harán las mismas cosas que haces tú por ellas. Que las cosas no solo son negro o blanco, sino más bien pueden llegar a ser grises o rosa. Comprenderá que en el mundo existen muchas personas hipócritas, gente a la que le gusta utilizar a los demás o personas a las que les gusta ser utilizadas.
Secretos que pesan más que los suspiros, dos corazones agonizantes anhelando ser salvados, aquellos corazones heridos que buscan una cura, al otro.
Unidos por una conexión que desafía las barreras del tiempo, descubren que el amor puede florecer incluso en medio del caos familiar que los rodea.
Mientras ambos luchan por encontrar su lugar en un mundo donde sus caminos no pueden cruzarse, las cicatrices ocasionadas por sus familias y los fragmentos de un amor perdido los persiguen. ¿Es posible soltar a quien una vez fue tu todo, aún cuando el destino parece decidido a mantenerlos separados?
Un amor, una pérdida y segundas oportunidades que demuestra que, a veces, lo más valiente es aprender a decir adiós.
Pero, ¿Crees poder despedirte del amor de tu vida?