El agua salpica mis pantorrillas y debés en cuando volteo a ver la noche tras de mi. Sigo corriendo exasperada y llego a un callejón, sin duda alguna me adentro. Mi respiración es rápida y mi aliento se consume en un humo blanco. Siento mi pecho congelado y la briza chocar contra mis brazos desnudos. Estiro mi cabeza hacia atrás apoyándola en los ladrillos y cierro los ojos intentando recuperar la respiración. - No puedes alejarte de mi.