El por las noches iba a un bosque lejano de la ciudad, y se sentaba en la piedra más alta que hubiera en la cima de la montaña cuando necesitaba ala luna. Le contaba sus penas y le decía lo mucho que la extrañaba. El admiraba con cada detalle cada luz que desprendía la pequeña luna al estar tan lejano de el. Jamás habían estrellas rodeándolas oh haciéndole compañía. No, la luna siempre estaba sola. «Tal vez la luna es hermosa solo desde lejos, pero ya estando cerca era un gran desastre.»
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