Sonaba mi canción favorita en la radio, la cual reconocí al instante, a pesar que lo idiotas de mis vecinos habían organizado una fiesta la cual como de costumbre se salió de control.
Mis padres se habían ido, así que estaba sola con Maya y pronto vendrían algunos amigos más, pero en aquel momento ella se fue a comprar comida.
Donde vivo una chica como yo a estas horas de la noche sola, es muy peligroso.
Mientras preparaba la mesa escucho un leve golpe en la puerta.
Pensé que era algunos de mis amigos, así que abrí con mucha confianza la puerta. Lo cual fue un grave error.
Al ver aquella persona alta, encapuchada desde la nariz hasta cabeza, dejando ver simplemente sus ojos. Esos ojos impresionantes, me cautivaron desde el primer momento.
El estaba quieto y no emitía ningún ruido, ni siquiera sentía su respiración. Aquellos 30 segundos fueron eternos, mientras yo sentía como si algo me atravesara, y dolía, dolía mucho. Pero no me podía mover.