Desde pequeña siempre supe cual sería mi vocación. Ni las insistencias de mi mejor amiga, ni los ruegos de mi madre me hicieron tambalear. Siempre firme, decidida. Para lograr lo que quería, pase un arduo año estudiando y gracias a ello, ya llevo dos años en el convento. Deje de ser Lena Brown para convertirme en la Hermana Catarina. Todo era como lo había soñado y cada dia estaba mas segura de mi vocación. Hasta que el apareció. Él lo cambio todo.