Y si se me escapa un "Te quiero".

Gabriel es un chico muy particular, en una etapa de la vida que se caracteriza por ser difícil para los chicos iguales a él. La adolescencia o pubertad, donde los niños aparentan tener mayor madurez, cambian los juegos por fiestas, las limonadas por alcohol y la sinceridad por superficialidad.
Gabriel siempre fue el chico tranquilo y tímido de pequeño, era el blanco de bullying en su aula de clase, por sus gustos diferentes, su sobrepeso y por su baja autoestima. Sin embargo poseía maravillosas capacidades, inteligencia, fuerza, destreza, amabilidad y una creatividad sorprendente que le dada maravillosos días de verano, no se sentía a gusto en la escuela, sus días se hacían eternos y no lograba hacer amistades.
No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista, las cosas toman un giro inesperado cuando todo pinta mal y es allí cuando te das cuenta que todo en la vida tiene un significado, Conoció a Raúl al comenzar el nuevo año escolar, un chico extrovertido, pequeño y con una voz irritante que se convirtió en su mejor amigo, su compañero incondicional y sobre todo en un rayo de luz en tanta oscuridad.
Así como las orugas y su impresionante forma de evolucionar en algo más maravilloso, Gabriel creció con los años, cambio su físico, se volvió más hábil y fuerte, mejoro su autoestima con el paso de los años y comprendió que cada persona puede evolucionar y ser mejor si así lo desea, su vida tomaba un nuevo rumbo, donde las cosas iban mejorando poco a poco, sus resultados en la escuela eran mejores, destacaba junto a Raúl en el futbol, su familia estaba muy unida y se sentía la persona más afortunada del mundo. Pero la vida suele ser caprichosa y arrebatártelo todo cuando menos te lo imaginas, suele darte los golpes donde más te duelen y así probar tu voluntad, en esos momentos es cuando más fuerte has de ser, para levantarte y seguir este combate al cual le llamamos "La aventura de nuestra vida".