Ya se agotaron mis lágrimas y con ella mis ganas de seguir esperando por ti, ya no siento ansiedad por buscarte ya no quiero procurarte, ya no tengo ganas de salir a caminar para encontrarte, ahora solo estoy empeñada en encontrar de nuevo la sonrisa de mi rostro que una vez decidió seguirte.
Al principio, me taladraba la cabeza para encontrar razones por las cuales hayas preferido irte esa tarde de una vez por todas, y digo esa tarde, porque ahora que ya tengo más fría la cabeza por fin pienso con claridad, me doy cuenta que estar contigo era un intermitente estira y afloja, algunos días eras el ser más tierno, atento, parecías ser el hombre más enamorado sobre la tierra, y otros, así de la noche a la mañana, eras un tempano de hielo, y otros simplemente desaparecías y no sabía de ti por días.
Ya no quiero tus razones, ya no quiero saber que te motivo a tratarme como lo hiciste, estoy consciente que trate de darte solo lo mejor de mí, que si bien no era lo que necesitabas, no hay razón para que me hayas lastimado tanto.
Arthur Zaens, un multimillonario frío y desalmado que ha vivido en la oscuridad desde la desaparición de su esposa, dejándolo solo con sus dos hijas gemelas. Desesperado por encontrar una niñera que cumpla con sus estrictas expectativas, Arthur conoce a Lía, una ex escritora y editora recomendada por un amigo. Aunque su relación comienza de manera conflictiva, con discusiones y malentendidos desde su primer encuentro en un bar, Lía se convierte en la persona que poco a poco transformará la vida de Arthur y de sus hijas, desafiando su frialdad y cambiando su mundo para siempre.