No tengo un hogar al que pueda ir
12 Partes Concluida El 9 de noviembre, Nueva York había caído. Lo que comenzó como simplemente una noche terminó en sirenas y explosiones que dejaron tras de sí escombros, cadáveres y un vacío irreparable. Al día siguiente, la cámara de un reportero captó una escena surreal: cuatro figuras humanas flotando sobre un hospital. Tras una breve discusión, una de ellas atacó a las demás y, a la mañana, desapareció. Los gobiernos del mundo, conmocionados por la noticia, colocaron una recompensa histórica por encontrarlo.
Desde entonces, las opiniones se dividen. Algunos lo ven como un salvador que bajó de los cielos para impartir justicia, otros lo consideran un asesino. Y estoy de acuerdo con eso último. Pero mi mundo se desmorona. Mi hija lleva meses desaparecida, y la policía no ha logrado encontrarla. Contraté a un especialista, pero él me dijo que, si quiero encontrarla rápido, debo llamarlo a esa persona.
El solo pensamiento me consume. Ese hombre es el motivo por el que tantas familias lloran, pero ahora podría ser la única oportunidad de recuperar a mi única hija. No sé si es una condena o una segunda oportunidad, pero haré lo que sea necesario. Porque, aunque lo deteste, aunque su nombre sea sinónimo de destrucción, debo arriesgarlo todo. Mi hija está ahí afuera, y él es el único capaz de traerla de vuelta.