Elliot, un chico extrovertido, y amable, perteneciente a la gran ciudad de los angeles, Por motivos de trabajo, tiene que viajar a un pequeño pueblo a las afuera de la ciudad, rodeado por un extenso e inusual bosque.
La extrañeza de los lugareños lo convence de que algo en ese lugar no es del todo normal. Todos temían, a algo o quizás alguien. Los lugareños cerraban las puertas de sus casas a partir de las ocho de la noche, todas las luces del pueblo también se apagaban. ¿Por qué ocurría todo eso? Es lo que Elliot aún no lograba comprender. Nadie le quería explicar nada, sólo unos días más, y podía regresar a casa, pero una advertencia había empezado a inquietarle, y sentir una extraña sensación.
-No salgas después de las ocho de la noche- Fue la advertencia de la anciana de la tienda.
-¿Por qué?- Preguntó Elliot. La anciana se acercó un poco más del mostrador.
- Porque es la hora en que los lobos salen de lo más profundo del bosque por nosotros, sus presas- Respondió la anciana con una voz realmente inquietante y tenebrosa.