Había una vez una chica, que pretendía ser feliz como cualquier otra, pero no podía, sus problemas no la dejaba… Su padre las había abandonado a su madre y a ella. Su madre la golpeaba.
Su vida no era perfecta, pero ella seguía sonriendo porque desde pequeña le han enseñado a ser realista, la realidad es dura y cruel y ella lo aprendió de las peores formas.
Su único consuelo era su mejor amigo, su confidente, el que la entendía, su amor, como lo quieras llamar; ella solo sabía que lo amaba como a ninguna otra persona en el mundo. Poco a poco esta amistad se volvió en algo mas… Por cierto, esa chica soy Yo.