Mi vida era absolutamente normal y ordinaria. Todos los días sin falta, la misma rutina, con sus mismos problemas y momentos agradables. Las mismas personas sin importancia, los mismos amigos y enemigos. Nada fuera de lo común, y todo se mantuvo de esa forma hasta ese día. Porque sin buscarlo ni tampoco dándome tiempo a prevenirlo, ocurrió. Nada desde ese entonces volvió a ser igual. Ya no solo la lluvia era mí preferida... No copias ni adaptaciones.