Cosas típicas le pasaban a Garu, como que tenía que afeitarse un poco de vez en cuando, o que los gruñidos que daba para comunicarse ahora sonaban más profundos y varoniles. Su cara y su cuerpo también estaban cambiando. Su rostro dejo de tener ese aire de niño para dar paso a unas facciones más juveniles. Oh si, la pubertad le estaba sentando bien. Solo que Garu no pensaba lo mismo. (Esta historia ya fue subida por el usuario JesusChaparro350, pero es MIA y nunca le di ninguna autorización. Ni siquiera se quien es)