Se inquieta solo porque esta a tan solos unos pasos de distancia a una puerta que desde hace tiempo ya conocía, su estómago se estruja con tan solo unos nervios, su mano ahora duda en tomar el picaporte y entrar. De sus labios gordos sale un suspiro y entra al lugar, todavía mas inquieto y con el estomago mas que revoltoso. El hombre frente suyo sobre un escritorio le da la bienvenida, sin mirarlo porque sabe quien es, desde hace tiempo y es rutinario que el mismo día y a la misma hora lo tuviera ahí, en esas cuatro paredes. El recién llegado hace lo de costumbre, subirle a la camilla y desprender los botones de su camisa. Esperando paciente con el torso desnudo. El médico se levanta de donde está, ahora mirándolo y caminando hacia él. Tiembla sentado en la camilla cuando los dedos fríos del ajeno le tocan las costillas, le toca pecho y espalda. El frío metal del estetoscopio tocando en medio de su pecho, vibrando y temblando cuando a veces esos dedos ajenos le rozan. -Tu corazón. Dice el ajeno, frunciendo el ceño como siempre lo hace. Porque ese corazón late, late con fuerza y rapidez. El albino no responde y solo deja fluir sus rojizas mejillas ante los ojos del Médico. Si tan solo supiera que su corazón solo late de esa manera por él. *** JongTae.