Una noche, después de la cena especial que hicieron para Jos, mis padres se pusieron de pie y levantaron sus copas para hacer un brindis. Dieron un discurso aburrido de lo mucho que lo querían y que era considerado como uno más de la familia Albot. Entonces, la abuela comenzó a soltar lágrimas de felicidad, Lily no paraba de sonreír y mis padres se miraron entre sí como a punto de revelar un secreto. Pero lo que dijeron fue más que un secreto, fue mi condena. -Y por todo ese cariño que te tenemos, Jos -dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión- queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de nuestra querida hija ____.