Jorge no es un santo. Es educado, va a misa todos los domingos, recicla todo lo que puede y va al trabajo en bicicleta. No es un santo, pero cuando sus vecinas le piden ayuda para rescatar a Princesa de las garras del dragón del ático, no puede negarse. Relato breve e intenso que ofrece una persectiva diferente de la leyenda de San Jorge.