Residir en lo que pronto seria un campo de trabajo nazi no es un en absoluto un buen escenario para desarrollar sentimientos por alguien que, siendo realistas, no debería, no quiere y de hecho jamás va a importarle una pequeña judía.
Pero, ¿que sucede si, de hecho, le importa? ¿cómo sería luchar a unos impulsos prácticamente biológicos, cuando se ven obligados a estar en un mismo sitio? ¿como hacer para no enamorarse de un mujeriego, empresario inglés, que negocia con alemanes cuando no se es más que una marginada?
Eso de que "el amor puede matar" realmente comienza a tomar sentido...