Sus ojos, dos posos oscuros como la noche, con una sonrisa deslumbrante, que cada vez que la observaba sentía que le faltaba el aliento. Una personalidad y un carácter que le atraía aun mas, como abeja al polen, esa joven le transmitía misterio y una calma tan espectacular que lo volvía loco. El la admiraba desde lejos con miedo que notara su presencia, porque una vez pudiendo estar cerca le sería muy difícil alejarse. Su sonrisa dulce y pura podría hacerlo revelar hasta sus más profundos secretos romper esa armadura, su defensa, su odio y su plan de venganza...