Mi primer contacto con el chico comenzó un día normal y corriente. Estábamos a mediados de abril, el chico que se llamaba Sebastián llevaba un mes en nuestra clase. Ese día al salir de clases estaba lloviendo y por buena o por mala suerte había dejado el paraguas. Caminé resignado a mojarme hacia la calle cuando de repente escuché una voz que me decía: ???: - ¡Harry, espera! Era Sebastián, el chico nuevo, yo con el mal humor que llevaba pensé: Harry en su mente: - ¿Qué quiere este pesado? Y dije: Harry extrañado: - ¿Qué pasa? Sebastián algo nervioso: - Bueno... está lloviendo y veo que no llevas paraguas, yo tengo capucha en mi chaqueta así que si quieres te puedo prestar mi paraguas. Harry sonrojado: - ¿En serio? Sebastián sonriente: - ¡Claro!, sé que tú y yo no hablamos mucho pero pareces buena persona y no me gustaría que llegues a tu casa empapado. Me quedé petrificado, nunca nadie había hecho un gesto tan bonito como ese, me sonrojé, le di las gracias y me fui. Pero la verdad es que no deje de pensar en él en toda la noche.