Una vez más aquel chico de pálida piel sonrió clavando su mirada profunda en mi, sus extraños ojos rojos me pusieron nerviosa más de lo que ya me encontraba, trate de mirar a la historia del paciente concentrándome en mi trabajo. Algo me decía que este chico no era del todo normal. Y que no sería la única vez que nos encontráramos.