Supongo que me di cuenta de lo especial que era el día que me encontró, o me salvó, quizá sería más apropiado decir. Pero no podía arruinarlo, si él no sentía lo mismo terminaría arruinando nuestra amistad. No podía arriesgarme a perderlo todo. Él era mi mejor amigo, mi vida, mi sostén, la razón por la cual me levantaba con una sonrisa en el rostro cada mañana. Si debía esconder la verdad sobre lo que sentía por el resto de mi vida a cambio de verlo feliz, sonriente y con sus hermosos rulos, juro que lo haría.