Cuando ya ibamos a volver a la ciudad ella lloró mucho, y aunque yo quería, no logré llorar, y me sentía mal al respecto. Entonces mi papá, el cual se dió cuenta de esto, me dijo "por lo general, sufre más el que se queda que el que se va. El que se va tiene muchas cosas nuevas que aprender y descubrir, mientras que el que se queda no tiene más q una pérdida" Que equivocado estaba.