Los osados, para adquirir el bien que buscan, no temen el peligro; los prudentes no rehúyen el esfuerzo; los cobardes y torpes no saben aguantar el mal ni recuperar el bien, se contentan con solo desearlo y la virtud de intentarlo les es quitada por su cobardía. Muchas veces el miedo, nos priva de momentos únicos; por ello mismo, hay que superar las adversidades, ya que la vida sería un tormento horroroso si tuviera que pasármela aterrada por algo que aún no ha sucedido. De todas formas, todos tenemos miedo, miedo de lo que hay en nuestro interior, miedo de lo que hay en el interior de los demás, miedo de lo que hay fuera. Y eso es un grave problema para nosotros. Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano. Somos marionetas enfermas, ridículas, y bailamos en un escenario pequeño y repugnante. Lo pasamos tan bien bailando, follando, sin preocupación alguna en el mundo. Sin saber que no somos nada. No somos lo que deberíamos ser.