¡Te maldigo, Salomón!

Si desde un principio hubiera sabido que sus "lindas vacaciones en Turquía" terminarían así, habría fingido tener cáncer de hígado con tal de no ir.

Aunque no podía culpar a las vacaciones por haber sido orinada por un Dinosaurio Rex. Después de todo, nadie la obligo a meterse en un puto laberinto, acercarse a un disque posó de los deseos, y pedir estar en cualquier lugar menos ahí.

Ahora, por culpa de un deseo mal pedido, Veronica tendrá que enfrentarse a todo tipo de monstruosidades. Desde genios azules gigante que no cumplen deseos, hasta locos pelirrojos obsesionados con barbas y conocimiento.

Alternativamente: Una joven no muy afortunada es elegida por fuerzas más allá de su comprensión para emprender una misión peligrosa. Ella no esta feliz.