«¿Tienes miedo?», como un susurro escuche la pregunta brotar desde lo mas profundo de mi cabeza. «Deberias». Me encogí hasta hacerme bolita en una ezquina de la de la cama. El frio de la noche me abrumaba y la sabana era muy delgada para protegerme de él. Mis pequeños ojos estaban ensombrecidos a causa de las ojeras, producto de no haber dormido semanas enteras. Rodee mis piernas con mis brazos y las estreché contra mi pecho mientras los susurros crecian con intensidad y hasta la ultima de mis neuronas protestaba contra mi mismo. «Seras mio»...El susurro convertido en un grito me amenazaba, solte una lagrima debilmente sintiendo como corria sin detenerse a traves de mi mejilla derecha para terminar convirtiendose en una sombra oscura sobre la blanca sabana. Fue asi como comenzo mi sufrimiento. Desde ese momento se derrumbarón mis sueños.
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