
Todos saben que los dragones no existen, y el destino tampoco.
Bueno, recién me encontré con ambos.
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Agradezco a mi mala memoria por esta idea. Intenté basarlo en el cuento más corto ("Cuando despertó, el dinosaurio aún estaba ahí"), pero lo recordé mal, escribí otra cosa y cambié el dinosaurio por un dragón.
Originalmente era una tarea, pero me gustó.
Para Taffi, que insistió que lo continuara.All Rights Reserved