Querido Hache. Pudiste haber acumulado miles de razones para odiarme, miles de caprichos y cosas sin sentido que hubiesen sido un buen motivo para dejarme, sin embargo sigues aquí conmigo. Y quizá no te he dicho esto antes, o quizá si. Tú sabes que mi memoria suele traicionarme, pero no juego cuando te digo que quiero compartir mi vida contigo y probablemente ocurra, probablemente no. Sin embargo, esa incertidumbre me incita a demostrarte cada día lo que significas para mi. Tuyo, Ignacio.