Allí estaba ese maldito aguijón rozándole el pecho cada vez que ella se acercaba. Era la misma sensación de siempre, el mismo tormento de todos los años. A Byakuya no le quedaba más que aceptar que en lo relativo a las emociones, la que ganaba era ella, y que él era demasiado débil para intentar rechazar un poco de su amor. Rukia lo miró fijamente y eso bastó para que él cayera rendido ante su hechizo. [Byakuya/Rukia, post-SS. Contenido explícito]All Rights Reserved
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