La vida. Una mierda ¿Verdad? Por lo poco que he estado en este mundo, la vida no me ha tratado como yo quisiera. No se a que debería darle la culpa. Si a este mundo o a mi, por no pegarme un balazo ya.
Este mundo es para valientes, osados y con huevos, ya saben a lo que me refiero.
Los adultos creen que los adolescentes somos una decena de chicos inútiles. Que por ser Jóvenes no nos cansamos, que por no tener más años que ellos no sufrimos. Pero lo que nunca se recalcan es que somos humanos. Sufrimos, lloramos, reimos, nos rompemos y reparamos como podemos. Es un inminente proceso por donde todos pasamos. Una de las cosas que aprendí, es que lo que no te mata, te hace querer morirte. Pero hay que pensar que ninguna herida sana sin cicatriz.
Quiero que cualquier persona me diga que conoce un trago mas amargo que tragar un nudo estando en tu garganta... No lo hay ¿Verdad?
Estar vivo no es precisamente igual a vivir. Pero piensa; perder también es otra forma de ganar. Todos hemos perdido las alas alguna vez, y si no lo has hecho, lo harás. Todos hemos estado volando sin sentido con el ala rota. Cuando crees que estas mas cerca de tu objetivo, ¡Pum! La vida y este mundo se confabulan para hacerte retroceder.
Solo quiero que cada palabra escrita en esta historia te llegue al corazón, que sepas que no estas solo, que aunque no lo parezca, hay una chica esperando que disfrutes de sus palabras. La vida no es buena con nosotros. Nunca lo sera. Pero si hay pequeñas cosas que te hacen querer despertar después de dormir, no te rindas. Es de cobardes. Solo nosotros mismos podemos tomar la rienda de nuestra vida. Podrás llegar a donde nadie mas llegó si es que lo propones. No se si esto es lo que necesitas escuchar, tampoco se si sufres o ríes, no se si esto lo escribo para aconsejarme a mi misma o solo para alentarte a tomar el mundo con tus manos.
Muchas veces es mejor vivir en la ignorancia, por curiosidad murió el gato, pero en gato murió sabiendo.
"Todo fue tan espontáneo, tan natural, que ha ninguno de los dos nos pareció raro que, de pronto, mi mano estuviera en su mano y que nos miraramos a los ojos como dos tontos."
_Mario Benedetti