Le gustaba. Desde que lo conoció, algo en él le llamó tanto la atención, que no pudo hacer más que acercarse todo lo que pudo y para nada lo suficiente, ni la mitad de lo que ella quería. Era su amiga, pero quería ser más que eso, y había llegado el momento de ir por lo que quería. ¿Qué tan malo podría ser? Él era feliz, o todo lo feliz que podía ser un hombre con un corazón roto. La alegría en su persona la mantenían dos cosas: 1. La esperanza de que ella cambie de opinión, regrese y deshacerse de esa horrible presión en el pecho que no lo dejaba respirar con normalidad. 2. Sus amigos, todo era mejor con ellos, amaba a su familia, pero sus amigos eran únicos, sobre todo ella, tenía una jodida suerte de tenerla como amiga, esperaba no perderla. Dos pensamientos diferentes, dos decisiones diferentes. El caos sentimental explotará en dos personas que quieren a la otra junto a ella, pero de una manera diferente. Elizabeth y Mathew se enfrentarán a dos enormes muros, con tal de conseguir lo que quieren.All Rights Reserved
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