Por una vieja profecía que el Mago Gris anunció sobre la corona y el desorden en la corte a causa de un único vástago del rey que protagonizaba el caos, el monarca de Clish se aseguró de que el acusado no cometiera ese crimen, sin percatarse de que con el correr de los años empujaba cada vez más a que lo anunciado se cumpliera, convirtiéndose en cómplice del destino. Al paso del tiempo y al crecer la princesa las medidas tomadas por el rey para evitar la desdicha comenzaron a tornar la crueldad, esforzándose para doblegar su espíritu, provocando llevar a Nariel al filo, y por tanto, que empezara a tomar desiciones que insitaban a la profecía a cumplirse.