«Si no lo sabes, si no lo sientes, ¿Cuál es el sentido? Si no lo entiendes, ¿De verdad puedo hacerlo? ¿Estoy supuesta a confiar ciegamente? Contéstame, porque tengo miedo. Miedo a perderte, miedo a no verte, miedo a quererte. Pero creo que soy más estúpida de lo esperado. Después de todo, hace tiempo te convertiste en mi necesidad.» Existen criaturas que no podemos percibir, seres que se ríen teniendo un imperio de oro invisible. Si las cosas están tan escondidas del ojo mortal, ¿Cómo podemos siquiera saber lo que somos? Existe alguien que ya resolvió esas dudas. Que ya no teme, que ama y confía, alguien a quien la sangre no le resulta un misterio de poéticos matices, alguien que se sabe viva. Alguien que tiene a su lado una compañera, un ser en quien confiar. Ese alguien soy yo, la chica enferma y reservada. La demonio de ojos dorados, junto a un ángel de orbes amatistas.