Aquella criatura tierna y amante de las travesuras, se acercó sigilosamente a aquel señor serio, formal; frío y de negocios, se notaba de lejos que no estaba muy complacido con el evento, le parecía muy aburrido y lo único que quería era llegar a su solitaria casa y dormir. Aquel hombre fue la presa de Liam, de aquella cosita regordeta y cuchi que le robaba el corazón a cualquiera con tan solo una mirada, una mirada que derramaba inocencia y travesura. El pequeño con mucho cuidado de no ser visto se coló debajo de la silla del hombre contando hasta cinco <<uno... dosh... chinco!>> O bueno, lo que él creía que era hasta cinco. Era un niño muy inteligente pero a la hora de contar... era un caso perdido. El señor Walker, aburrido, decidió que era mejor irse, así que ya decidido tomó su copa de vino para darle un último sorbo pero algo lo detuvo, o más bien lo interrumpió. Un grito. un grito que decía "¡chinco!" lo dejó aturdido, lo único que vió después fue su copa de vino derramarse sobre su traje de marca, echo especialmente para el. Rojo de la furia, apretó la mandíbula hasta tal punto que parecía que se le fuera a romper. Se volteó rápidamente encontrándose con muchas miradas curiosas y sorprendidas pero sólo quería buscar a aquella maldita persona que había provocado aquel "incidente". Miró a cada uno de sus lados y no se encontró con nada. Nada. Miró detrás de él y después al frente, pero nuevamente no había nada. Sacudió la cabeza como muestra de frustración; bajó la mirada y con lo que se encontró fue a un lindo pequeño con los ojos exageradamente grandes, tenía las mejillas sonrojadas y un rastro de arrepentimiento y miedo en el rostro, lo único que quería el travieso niño era correr hacia su mami. ///////////// BricNic_2004