Los dioses griegos existen; tienen los ojos azules, el pelo castaño y unos biceps de infarto. Y, a quien me diga que no, lo mando a la mierda. Evidentemente, no conoce a Adam Williams. Si solo fuese la mitad de gilipollas, puede que estuviese incluso más bueno. Pero él es un reverendo idiota, y yo una jodida orgullosa. - Dilo -aprieta su cuerpo contra el mío y mi sangre enloquece, pero lo disimulo como una campeona. - No -me niego, y él curva sus labios en esa sonrisa tan jodidamente irritante y sexy. Que me lleve el diablo, pero no pienso decirle que lo amo.