«Nadie le había dicho que las pesadillas se volvían reales, que aquellos seres que salían y te arrastraban debajo de la cama por fin decidieron salir» -Buenos días. - Ella levanto un poco su rostro para encontrarse con un pelinegro de ojos color cielo, solo se limitó a devolver aquel inofensivo saludo - ¿Podrías decirme la hora?. «Si tan solo no hubiera estado sola en ese momento y lugar, tal vez ahora no estuviera en aquel oscuro y frío lugar»