«Recibo puñetazos invisibles que cada vez hacen que el dolor de la herida sea más grande todavía. Quiero alejarme de ti.»
La pequeña e indefensa muchacha miraba hacia abajo; donde se encontraba su fin. Ver desde lo más alto del edificio, con al menos treinta pisos, y observar pasar los coches. Pensar que alguno de ellos la aplastaría hasta dejarla sin vida, era lo que Caitlin más deseaba. No vivir más, ¿Por qué? Era simple la respuesta: “No quiero estar viva, sufriendo como lo hago ahora”; esas eran sus palabras cada vez que se planteaba la idea en su cabeza de no encontrarse en el mismo lugar que él.