Cuando Mía conoció a Romeo ya había pasado por las dos primeras fases de un corazón roto luego de su última relación: la tristeza y la rabia. El adorable chico de ojos verdes le atrajo enseguida y olvidando sus heridas sin cerrar, tomó la primera oportunidad que tuvo con él. Cuando Romeo conoció a Mía se encontraba en el último paso que llevaba al fin de una relación: el aburrimiento. Ella era todo lo opuesto a su novia y todo a lo que él se sentía atraído, sintiéndose hechizado por sus bonitos ojos cafés y su chispeante personalidad, Romeo no perdió el tiempo en intentar conquistarla. Ambos se lanzaron con fuerza y olvidaron que, cuando eres joven y te entregas ciegamente a la locura que es el amor, las cosas nunca salen bien.