Siempre, sin excepción, era así; violento y sin delicadeza. No era por amor, ni siquiera cariño. Lo mas cercano a esos sentimientos era una atracción, un deseo carnal y pasional de lo más fondo de sus seres. Uno lo hacia por superioridad, hacer sentir al otro inferior, marcarlo como suyo, humillarlo y usarlo, Él era el jefe y el que estaba abajo de él era su sumiso, su esclavo. Otro lo hacia para sentir protección,ver el deseo a su persona, esa extraña perversión y lujuria que apoderaba su cuerpo al tenerlo gruñendo por él. Y sabían que no podrían parar, que al ya hacerlo una vez no habría salida de ese agujero. No era amor... por lo menos, no uno normal.