Si tan solo no hubiese llegado nunca, si tan solo hubiese existido un poco de autocontrol, si tan solo ningún sentimiento hubiese existido, eso tan dañino, hasta el punto de ya no querer continuar...
Tan solo tenía diecisiete años, cuando mi vida cambió drásticamente. Cuando sin pensarlo, todo en mi se transformó. Cuando lo imperfecto y perfecto, lo mejor y lo peor, apareció frente a mi, y por la incredulidad, no lo pude ver, ni siquiera sospechar. Pero cuando el problema no es el cariño, aprecio, amor.. ¿Qué lo es? El y yo nos enamoramos sin siquiera darnos cuenta de lo que pasaba, sin siquiera sospechar que su presencia en mi existir lo modificaría todo, convirtiéndose de pronto en lo más hermoso y, en lo más doloroso.
Nuestra historia empieza aquí, justo en este punto donde todo es tan intenso, tan profundo, tan arraigado, tan inigualable que crees que nada nunca cambiara. Alegría, emoción, exuberancia, así como dolor, odio, tristeza, rabia y rencor. Todo dentro de un gran huracán de emociones que te puede arrastrar de aquí para allá, que te hace deleitarte, llorar, gritar, temblar, reír, desear, y en cuánto a mi concierne amar, con una asombrosa intensidad que jamás imaginé.