Dean Winchester lleva más o menos dos meses, observando a un hombre desde la distancia, habiéndolo encontrado por casualidad, en una de sus "típicas caserías de placer", pero cuando vio a ese hombre, todo a su alrededor, todas sus intenciones previas, desaparecieron, y sólo podía observar a aquel hombre maduro, de cabello negro, y ojos azules como el mar nocturno y gabardina. Era diferente, era único, era... un ángel a los ojos de Dean.
El cazador interior de Dean, no se animaba a abordarlo, hasta que su amiga, sugirió una estúpida apuesta, que se vio obligado a cumplir, por su estúpido ego...