Su vista se fijó en ella, cada segundo era como un sueño, admiraba su forma de ser, como su cabello se despeinaba al soplar el viento y como se molestaba con este. Adam disfrutaba con solo verla de lejos, la apreciaba como nadie lo había hecho, y es que no era su belleza lo que le atraía, eran sus movimientos, su actitud, su manera de ver el mundo, su alegría. Todo lo que él no tenía... eran completamente distintos.All Rights Reserved