El miedo de un Ángel

Más allá de sus demonios, más al fondo de su pasado, a veces me preguntaba quién era ella realmente, quién hubiese sido y si nos hubiésemos llegado a conocer en otras circunstancias. Mirarla dolía, y más aún cuando se quedaba quieta, contemplando la nada, como si ni ella misma se diera cuenta de su propia existencia. Tan frágil y vulnerable como un pichón fuera de su nido.

Me sentía infinita e inexplicablemente feliz cuando me llamaba en medio de sus pesadillas, buscando protección en mi, dándome el derecho de ser el ángel guardián de su cielo.