Era una simple apuesta, en la que Nick nunca debió participar sin la certeza de que iba a ganar. La suerte estuvo echada y su compañera le vio la cara. Durante los próximos 3 últimos días de Otoño el pobre zorro no tendrá más opción que acatar a los deseos de su amada y tierna conejita, quien muy en el fondo, oculta por igual un lado muy salvaje.