Kasher ha sido huérfana desde los tres meses, cuando su madre, su único pariente de la familia, murió tras el parto. Y ahora se encuentra en un caso bien complicado. El día de su decimoséptimo cumpleaños, la directora del orfanato, con la que se había encariñado mucho, y el sentimiento era mutuo, la mandó a comprar una barra de pan para ella, ya qué estaba ocupada y no tenía tiempo. Fue en bici, y la atropelló un mini de color naranja. Su espíritu tenía por misión, llegar al cielo, pero por una absurda razón, fue directo al inframundo...