Dicen que hay que ver para creer.
Que montón de mierda.
Porque yo veo a Sherlock; pero el no está, no.
Él está metros bajo tierra, sepultado en un maldito ataúd que yo ayudé a elegir.
Gi-Hun busca acabar con los Juegos, pero no sabe que In-Ho, el hombre tras la máscara, arriesga todo para protegerlo. Entre la tensión de los retos y las miradas, ambos se acercan peligrosamente, atrapados entre el deseo, los secretos y un sentimiento que podría destruirlos.